Ir al contenido principal

MÉRIDA NO QUIERE SER PRINCESA


 
Me siento afortunado por tener un hijo al que llevar al cine justo cuando las películas de dibujos animados están alcanzando el grado más elevado de originalidad, frescura e imaginación. Hasta el punto que si echo la vista atrás, me vuelven a la cabeza varias películas  animadas - UP, la saga TOY STORY, LA NOVIA CADÁVER - que situaría entre lo mejor que he visto en los últimos años.  Por encima de muchas de las películas con personajes "de carne y hueso", las cuales parecen haber entrado en una espiral de productos reiterativos y calculados.  

Ayer por la tarde, entre otras cosas para escapar un par de horas del desierto cordobés, fui con Abel a a ver BRAVE, la última aventura de PIXAR. Aunque tal vez su guión no llegue a la hondura y fina ironía de otras producciones de la casa, la película es visualmente apabullante y, sobre todo, nos presenta casi por vez primera  a una protagonista femenina que poco tiene que ver con las que tradicionalmente han protagonizado las películas - y cuentos - infantiles.  En su espléndido libro "Muñecas vivientes", Natasha Walters analizaba cómo Disney había usado y abusado de heroínas en en las que se subrayaba su carácter de objeto sexual, su feminidad en el más burdo sentido patriarcal y su dependencia de un héroe masculino que siempre las salva, redime o, lo que es peor, da sentido a su vida. 

En BRAVE, y llevando la contraria a ese modelo en el que insisten la publicidad, el cine - "Tengo ganas de ti" y no digamos la televisión - esas terroríficas series de Disney Chanel -,  la protagonista es una chica que se resiste a ser tratada como un objeto. Mérida quiere ser la dueña de su destino. Decidir y equivocarse por ella misma. Saltarse las reglas que la condenan a ser una "señora de", casi subastada como un objeto entre los príncipes que reclaman sus derechos patriarcales. Un discurso que nos puede parecer obvio a estas alturas, pero que no es lo tanto en el contexto de unos productos dirigidos a nuestros hijos e hijas en los que con insistencia se repiten los modelos masculino y femenino clásicos.

El gran acierto de BRAVE, escrita y co-dirigida por una mujer, es que Mérida, su protagonista, es más intrépida, valiente y batalladora que los chicos. Que huye de un modelo de feminidad que ha obligado, y obliga todavía, a las mujeres a ser esclavas de los espejos (la metáfora del espejito de Blancanieves es una de las señas de identidad de la cosificación de las mujeres).  Que se rebela contra un destino que para ella han escrito otros. Una rebeldía que galopa en su pelo rojo y en ese vestido que rompe porque para ella es como una prisión.  Mérida es, de alguna manera, una contra-heroína "disney", la que con más rotundidad de momento ha roto con el modelo de bellas durmientes y cenicientas, la que sigue estela tímidamente iniciada por Yasmine o por Mulan, y la que por primera vez en una peli de dibujos animados nos demuestra que el sexo débil somos nosotros. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad

EL ÁNGEL DE AURORA Y ELENA

  El dolor siempre pasa por el cuerpo. Y la tristeza. También el goce, los placeres, la humillación. Somos cuerpo atravesado por las emociones. Los huesos y la piel expresan los quiebros que nos da la vida. Esta acaba siendo una sucesión de heridas, imperceptibles a veces, que nos dan nombre. Algunas supuran por los siglos de los siglos. Otras, por el contrario, cicatrizan y nos dejan tatuados. Las heridas del amor, de los placeres, de los esfuerzos y de las pérdidas. Estas últimas son las que más nos restan. Como si un bisturí puñetero nos arrancara centímetros de piel.   Sin anestesia. Con la desnudez propia del recién nacido. Con la ligereza apenas perceptible del que se va. No puedo imaginar una herida más grande que la provocada por la muerte de un hijo apenas recién iniciado su vuelo. Por más que el tiempo, y las terapias, y   las drogas, y los soles de verano, hagan su tarea de recomposición. Después de una tragedia tan inmensa, mucho más cuando ha sido el fruto de los caprich

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía frente a un n