Me alarma la indolencia con que la sociedad está admitiendo que las mujeres sigan muriendo en manos de los que un día les juraron amor eterno.
Me duele la pasividad de los poderes públicos y el silencio cómplice de una ciudadanía que parece haber aceptado que el terrorismo machista pase a ser una breve noticia en el apartado de sucesos del telediario.
Me indigna que mujeres y hombres sigan sin reconocer que la violencia es producto de la desigualdad y que el patriarca es un depredador que continúa mostrando sus fauces.
Y siento, hoy una vez más tras el último asesinato de una mujer muerta de miedo en vida, que la verdadera revolución por hacer es la feminista. Porque sin ella este mundo seguirá aceptando como naturales las múltiples violencias que los hombres ejercen sobre las mujeres, desde las meramente simbólicas - solo nosotros poseemos la sabiduría y el conocimiento - hasta las que acaban con tantos cuerpos de mujeres metidos en un ataúd.
Descanse en paz la mujer con miedo de Mollina.
Columna Radio Córdoba, CADENA SER, 16 de julio de 2015
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