La mirada de Rocío. La delgadez de Rocío. Sus noches en vela, sus angustias, sus chaquetas llenas de manchas, su furia contenida. Una infusión para cenar. La fe de Rocío, sus oraciones, sus Cristos y la Virgen que lleva su nombre. La autoestima perdida y la espera. Los dolores de Rocío. La madre. Las garrafas de agua y los bastoncillos de algodón en los bolsillos. Bocadillos de salchichas y el sueño de unas botas de fútbol. Techo y comida. La dignidad perdida, sin gobiernos interesados en rescatarla. La crisis con nombres y apellidos. El rostro de la pobreza y la desesperación. La vecina que abraza y que cuida, la solidaridad ante la falta de justicia. Una oración a la virgen. Cuestión de fe. Lágrimas, lágrimas, lágrimas. Un vía crucis con los tambores del hambre redoblando en el estómago. Y un niño que mira y que calla, un niño que sueña y que juega al fútbol. La España de las banderas y la euforia colectiva. Anestesia. El estigma de no tener presente ni mucho menos futuro. La soledad. Unas galletas recién sacadas de la basura que saben a gloria en el desayuno.
Techo y comida, zapatillas remendadas y agua que no llega. La crisis que genera verdugos y víctimas. La humanidad sin derechos. La lenta procesión de los vulnerables. Sin resurrección posible. Y ellas, siempre ellas, las que friegan suelos para salvarse, las dolorosas, las madres, las que por amor se hundieron en la miseria, las que son capaces de luchar sin armas. Las más vulnerables entre los vulnerables. Las que más sufren entre los que sufren. Las madres corajes y las mujeres solas. A las que un día El Corte Inglés les vendió la historia de Pretty Woman. Rocío, ay mi Rocío. Una Piedad sin trono ni costaleros. La pasión de la vida que no es vida. Marías.
... Y Natalia de Molina. Esa fragilidad extrema, esos ojos que se salen, ese miedo. Ella es el suelo y el techo, los andamios, los muros desconchados y la bañera sin agua. Toda la vida en una maleta y todo el alimento en el niño que crece. Una madre y un hijo hacia el futuro incierto. ¿Quién los rescatará del hundimiento? Los derechos convertidos en farsa y a falta de justicia caridad. Precaria democracia, precaria felicidad, precario plato medio vacío. El fracaso del sistema, la dignidad pisoteada. Desahuciados. Todas y todos. En nombre de la ley de la selva. Suspenso constitucionalismo que no sabe de pan.
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