Tal y como lo explicó el sociólogo Kerman Calvo en las recientes jornadas sobre reforma constitucional con perspectiva de género organizadas por la Fundación Giménez Abad en Zaragoza, el voto a Podemos es mayoritariamente masculino. Mientras que en el resto de partidos las diferencias de género no son significativas, salvo un pequeño sesgo femenino a favor del PSOE, en el caso de Podemos los datos del CIS sobre recuento de voto de las pasadas elecciones sitúan a los hombres en un 14,1% y a las mujeres en un 8,4%. A la expectativa de comprobar qué ocurrirá con la alianza con IU, parece más evidente que la “nueva política” no entusiasma de la misma manera a ellas que a nosotros. Tal vez porque la mitad femenina no puede dejar de sentir, como tantas veces a lo largo de la historia, que continúan siendo traicionadas en esta «supuesta» revolución. Algo a lo que sin duda está contribuyendo un estilo de estar en lo público muy masculinizado, agresivo y competitivo, que mal casa con la normatividad alternativa que propone el feminismo. Un feminismo que, me temo, vuelve a ser un eje si no invisible sí devaluado en el proyecto que se nos vende como la esperanza regeneradora del sistema.
Yo también fui en su momento uno de los muchos españoles que se entusiasmaron ante la irrupción de una fuerza que parecía dispuesta a remover los cimientos de un orden anquilosado y que parecía proponer una visión de lo público mucho más horizontal. El tiempo, sin embargo, ha ido debilitando mi inicial optimismo al comprobar cómo los «nuevos» líderes reproducen los comportamientos y actitudes de los «viejos» y cómo continúan respondiendo a los esquemas más retrógrados del patriarca. Algo que es fácil de constatar en las maneras de un Pablo Iglesias que solo parece haberse desprendido de la corbata como atributo masculino. En todo lo demás, por más que no renuncie a su larga cabellera y a sus camisas arremangadas, obedece fielmente al prototipo de macho dominante. Su entendimiento vertical de la política, incluidos los nombramientos a dedo que yo pensé eran privilegio de la casta que él tanto criticaba antes, su tendencia a asumir todo el protagonismo público, su mal disimulada agresividad bajo un disfraz de sonrisa mediática y su tendencia a creerse un mesías, demuestra que existen escasas diferencias entre él y los que siguen llevando un traje azul oscuro casi negro. Todo ello por no hablar de la ausencia de convicciones feministas y de perspectiva de género en sus intervenciones. No dudo de la existencia de personas valiosas en Podemos, ni siquiera de que haya un conjunto de feministas que estén trabajando duramente por hacerse visibles en el proyecto, pero esa presunción se debilita ante los métodos y las palabras de un líder que a duras penas oculta su alma de varón hegemónico.
En un momento en el que serían necesarias políticas y liderazgos que trabajasen desde la empatía y la interdependencia, desde la horizontalidad y la sororidad, Iglesias insiste en presentarse justamente como todo lo contrario: como el monopolizador del púlpito desde el que nos adoctrina como si fuéramos menores de edad. Con la mirada puesta en una política entendida como espectáculo que privilegia los mensajes simples y directos, la confrontación permanente entre adversarios que parecen caballeros retándose a un duelo y, en fin, la presencia abrumadoramente mayoritaria de hombres no solo con poder sino también con autoridad.
Todo lo dicho me sitúa en una posición tremendamente compleja ante el próximo 26--J. Porque nada me gustaría más que contribuir con mi voto a sepultar la vieja política y a iniciar un proceso constituyente que confirme que la democracia o es paritaria o no es. Me temo pues que, una vez más, y convencido de mi deber cívico de votar, tendré que acudir a las urnas tapándome la nariz. O no.
LAS FRONTERAS INDECISAS, DIARIO CÓRDOBA, 30 de mayo de 2016:
http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/no-gusta-pablo-iglesias_1045721.html
Interesante reflexion. Te paso un enlace que creo puede permitirte no taparte la nariz: http://www.psoe.es/propuestas/conciliacion-y-corresponsabilidad/
ResponderEliminarGracias Malena, le echo un vistazo...
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